El rastro de tus pies cansados,
te llevan a lo largo de la calle
dejando un olor a vino rancio,
estela de resacas,
hasta el banco más cercano a ti.
Las burbujas inciertas
se detienen en tus labios sin nadie,
acosados por las palabras,
qué llegaron de un tiempo de llantos,
abandonos y temores.
La botella bailando al ritmo de tu paso,
escondida debajo de la cama
o entre las sabanas guardada,
va marcando el ritmo de tú vida,
con el cuerpo derrotado en la batalla,
y una vida miserable a la deriva.
Manos encendidas por la sangre
que un mechero rebelde no quiso,
en el acto fatídico de entrega,
dejar inmunes de culpa.
Cuando la luna rompe los cristales,
contra la deshabitada memoria que persigues.
Y los huesos podridos en alcohol,
se amoldan gravemente a la madera...
Ojos, cuencas vacias, es tu rostro...Amiga.
tristeza o quiza solo agonia.
Cuando posé, un ultimo beso en tu frente,
me pregunte,
porque la vida se ensañaba
de esta forma contigo.
¡ No fué justo tu destino amiga mia!
no pude convencerte,
imposible sacarte de aquel pozo
que te ahogaba entre ausencias y silencios.
Todavia parece que me hablas bajito.
¡ Soy cobarde querida!
Por eso he decidido irme poco a poco - me decias-
Sonriendo sin ganas.
Abrazada al sapo de peluche,
que compartió tu cama en los últimos dias,
en aquel inospito hospital
sellaste tu boca...
y te entregaste a la calma
¡ Tanto tiempo buscada !
Querida Merche, hoy hace cinco años de tu marcha, y yo... ni te olvido, ni quiero olvidarte,
guardo tu esencia en un bolsillo de mi alma, junto a los abrazos que me regalabas.
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